No se alarme y vuelva al cochayuyo o la agüita de melisa. ¿La novedad? El collar de ámbar desinflamatorio.
Cuando a una guagua le están saliendo sus primeros dientes llora y se desespera con la picazón y dolor. Como buenos padres, pongan ojo en los populares anestésicos de uso bucal que compran para calmarlo porque hay algunos que tienen riesgos asociados, que incluyen:
1. Apnea;
2. Daño neurológico;
3. Trastornos metabólicos;
4. Coma
5. Hasta muertes.
Y eso ya lo ha dicho el Instituto de Salud Pública (ISP), que limitó el uso de 13 fármacos con lidocaína, benzocaína y prilocaína (este último no está en Chile) e informó que “no se deben utilizar en niños menores de 3 años” (ver recuadro). Una alerta similar lanzó la U.S. Food and Drug Administration (FDA), basada en 22 casos de toxicidad, seis de ellos fatales. Ponga atención en los siguientes dos puntos:
Cero respeto con el gel: “El problema es el abuso. Le pone la mamá, después la abuelita y la guagua chupa, traga y absorbe lidocaína. Esta llega a la sangre después de la mucosa. Con los años, si va al dentista y le pone el producto le puede tener una alergia caballa porque su cuerpo ya tuvo exceso del medicamento”, advierte el pediatra Daniel Valenzuela.
Sin dolor: “Hace muchos años que se viene insistiendo que este tipo de geles no deben usarse. En primer lugar la dentición no duele. Esto es un mito que ha sido inventado precisamente por las empresas que venden este tipo de productos. Los niños lloran para reflejar cualquier tipo de molestia: calor, frío, porque están aburridos, porque tienen sed o quieren brazos. Su forma de expresar un desagrado es el llanto. El cambio de dientes a los seis años no dolía, lo que dolía era la tirada del hilito para sacarte el diente. Cuando te duele una muela es porque viene chueca. En la naturaleza, ningún proceso biológico normal duele, excepto el parto. Esa sensación extraña y de picazón claro que puede producirse, pero dolor categóricamente no”, dice Francisco Moraga, ex presidente de la Sociedad Chilena de Pediatría.
Dicho esto, no se preocupe. Aquí hay cuatro alternativas sanitas para reemplazarlos:
Volver al cochayuyo : “Tiene una textura gomosa que le hace fácil la masticación. Además, es rico en yodo bioorgánico, el que ayuda al bocio endémico (aumento en el tamaño de la tiroides) que existe en Chile”, dice Gema Cabrera, siquiatra especialista en medicina alternativa.
Agüita de melisa: “Póngase usted un poco de este principio activo... A veces a las mamitas se les pasa la mano con este ungüento tópico. Se lo ponen en las encías, pero es tanta la cantidad que también les duermen la lengua, la boca y hasta la garganta. A la guaguas hay que darles agua de melisa, que es sedante y relajante”, explica la química farmacéutica Winnie Cáceres, de Farmacia Makelawen.
Jarabe con manzanilla: “Para los dientes hay un producto que todavía se usa, que se llama Calmatol (Droguería Farmoquímica del Pacífico) que es un jarabe. Es uno de los remedios que más se usa y es en base a productos naturales. Tiene matricaria chamomilla, que es un derivado de la manzanilla, tilo, menta, hinojo y escholtzia. Se ocupaba antiguamente y todavía se hace”, recomienda Mauricio Huberman, presidente del Colegio de Químicos Farmacéuticos.
Collar de ámbar : viene con medidas de bebé. “Los collares de ámbar funcionan a través del contacto con la piel de la guagua. El ámbar se calienta con el calor y libera ácido succínico, que es absorbido por los poros y su principal propiedad es desinflamar. Se logra un efecto analgésico y elimina el exceso de saliva”, explica Roberto Mayerson, dueño de Bebeurbano.cl
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Fuente: www.lun.com