Indicaciones: Cortyk se indica en la profilaxis de náuseas y vómitos producidos en pacientes en tratamiento con quimioterapia moderada a altamente emética.
Posología: Como antiemético la dosis usual de Cortyk es de 8 mg 2 veces al día por 2 días, seguido de 4 mg 2 veces al día por 2 días asociado a metoclopramida u ondansetrón.
Efectos Colaterales: El riesgo de que se produzcan reacciones adversas aumenta con la duración del tratamiento o con la frecuencia de la administración. Durante el uso prolongado puede presentarse: náuseas, vómitos, anorexia, diarrea, constipación, dolor abdominal, úlceras esofágicas, gastritis, melena, pancreatitis, hipertensión, osteoporosis, síndrome de Cushing, irregularidades menstruales, hiperglicemia, agravamiento de la diabetes mellitus, hipercolesterolemia, arteriosclerosis, trombosis, tromboembolismo, flebitis, hematomas no habituales, alteraciones en la cicatrización, calambres, debilidad muscular, mialgias, miopatía por esteroides. Alteraciones neurológicas como: cefaleas, insomnio, vértigo, neuropatía periférica isquémica, convulsiones y cambios en el EEG. Cambios en el comportamiento como: depresión, euforia, cambios de personalidad y psicosis.
Contraindicaciones:La relación riesgo-beneficio debe evaluarse en las siguientes indicaciones: SIDA, Insuficiencia cardíaca congestiva, disfunción renal o hepática severa, infecciones fúngicas sistémicas, infecciones bacterianas o virales no controladas, glaucoma de ángulo abierto, lupus eritematoso, tuberculosis activa. Como los glucocorticoides pueden agravar el síndrome de Cushing, deben ser evitados en pacientes que padezcan esta condición. La dexametasona está clasificada dentro de la categoría C de riesgo en el embarazo. Se han observado en ocasiones efectos teratogénicos (paladar hendido) y abortos prematuros en algunas ocasiones en las que emplearon corticoides durante el embarazo. De ser éstos absolutamente necesarios durante la gestación, se deberá informar a los padres sobre los posibles riesgos y la importancia de vigilar a los niños, por la posibilidad de una insuficiencia adrenal. Los corticosteroides se excretan en la leche materna, por lo que se recomienda a las madres tratadas con corticosteroides que no amamanten a sus hijos. El tratamiento prolongado con corticosteroides debe ser evitado en los niños, ya que estos fármacos pueden retardar el crecimiento. Los niños tratados con corticoides se encuentran inmunodeprimidos y son más susceptibles a las infecciones. Además, infecciones normalmente inocuas pueden resultar fatales.
Precauciones: En pacientes geriátricos y pediátricos, aumenta el riesgo de reacciones adversas. Aumenta el riesgo de infecciones durante el tratamiento con corticoesteroides. Se recomienda a los pacientes con una importante inmunosupresión debida a un tratamiento crónico con corticoesteroide, que eviten las vacunas con virus vivos. En caso de requerirse una intervención quirúrgica, el paciente deberá informar al cirujano sobre el tratamiento corticoesteroide recibido en los 12 últimos meses y sobre la enfermedad tratada. Usar con precaución en los pacientes con hipotiroidismo, insuficiencia cardíaca, hipertensión, trastornos gastrointestinales, diverticulitis, anastomosis intestinal o alguna condición hepática que ocasione hipoalbuminemia (tal como la cirrosis). Los corticosteroides deben ser empleados con suma precaución en pacientes con psicosis, irritabilidad emocional, infección por herpes, enfermedad renal, osteoporosis, diabetes y epilepsia; ya que estos fármacos pueden empeorar estas condiciones. La discontinuación de un tratamiento prolongado con corticoides debe ser gradual: la supresión del eje HPA (hipotalámico-pituitario-adrenal) puede durar hasta 12 meses, de tal modo que los pacientes necesitan una terapia hormonal sustitutiva mientras que sus adrenales van recuperando su funcionalidad. La supresión abrupta de un tratamiento prolongado puede ocasionar serios efectos adversos e incluso la muerte.
Interacciones Medicamentosas: Los inductores de las enzimas hepáticas (barbituratos, fenitoína y rifampicina) pueden aumentar el metabolismo de los glucocorticoides y reducir su eficacia. Los estrógenos pueden aumentar la concentración, reduciendo las cantidades de cortisona libre y alterando sus efectos. El uso de antiácidos disminuye la absorción de la dexametasona. Con los antiinflamatorios no esteroidales (AINEs) aumenta el riesgo de úlcera o hemorragia gastrointestinal. Los glucocorticoides estimulan la excreción urinaria de potasio. Si se administran concomitantemente otros fármacos que también eliminan potasio como las tiazidas, la furosemida, el ácido etacrínico o la amfotericina B, puede producirse hipokalemia. El metabolismo de los corticosteroides se encuentra aumentado en el hipertiroidismo y disminuido en el hipotiroidismo; por lo que se necesita reajuste de la dosis al iniciar, modificar o discontinuar un tratamiento con hormonas tiroideas o fármacos antitiroideos. Debido a su actividad hiperglucemiante intrínseca puede ser necesario ajustar las dosis de insulina o de hipoglucemiantes orales. El uso junto con glucósidos digitálicos aumenta la posibilidad de arritmias. No se recomienda la administración de vacunas de virus vivos, ya que puede potenciarse la replicación de los virus de la vacuna.